CUIDADO DE LAS SUPERFICIES DE METAL

Superficies cromadas y niqueladas

Puede eliminar fácilmente las indeseables películas de óxido (áreas deslucidas, decoloraciones negras) de las superficies de plata, latón, bronce, cobre y cromo de la siguiente manera: simplemente pula su valioso mueble o accesorio con sílice, un abrillantador suave y natural. Además, con este tratamiento mantendrá la superficie de metal en unas condiciones higiénicas impecables y a su vez sirve de protección contra nuevas decoloraciones. Antes de usar, agite el abrillantador para metales. Reparta una cantidad suficiente en un paño seco y frote la superficie en cuestión. Mientras la superficie se seca, se forma una capa grisácea de polvo que finalmente se quita con un paño suave.

Superficies de acero inoxidable

Las huellas dactilares y otras manchas superficiales pueden eliminarse mejor con la ayuda de un paño de microfibra, que puede humedecerse ligeramente de ser necesario. Incluso un trapo de fregar normal y corriente le servirá. Añadir un poco de lavavajillas aumenta el efecto deseado. Después de cada limpieza, es aconsejable secar cuidadosamente la superficie de acero inoxidable con un paño que no deje pelusas.

CONSEJOS PARA SUPERFICIES METÁLICAS

Precaución con el acero tratado

Para elaborar el denominado “acero cepillado”, se pule la superficie de tal forma que produce un aspecto mate. Para mantener esta estructura especial de la superficie, no debe limpiar el acero cepillado en dirección contraria al pulido.

Prevenir nueva suciedad y manchas

Los productos especiales para el cuidado del acero inoxidable producen una finísima capa protectora sobre la superficie del mismo que se conserva durante una limpieza normal. Dicha capa impide en gran parte la aparición de nuevas huellas dactilares u otras manchas en el acero inoxidable.

Productos de limpieza no adecuados

Muchas superficies de metal no aguantan productos de limpieza corrosivos. Evite también los productos de limpieza con un alto contenido de desinfectantes y decolorantes en las superficies de acero inoxidable. Lo mismo vale para los productos ácidos, salobres o clorados. Estos pueden afectar negativamente la resistencia a la corrosión del acero inoxidable.